¿QUIÉN ES TU DIOS?

¿Quién es vuestro Señor?

Escape de una gran prisión

El mundo en el que vivimos es una enorme prisión sin barrotes. Todas las personas del mundo viven como unos prisioneros que han recibido una sentencia de muerte.

Al principio de todos los tiempos, Dios creó a los seres humanos para que vivieran por siempre. No obstante, desgraciadamente, el pecado entró en el mundo a través de la humanidad y llegó la muerte para todos los hombres.

Sin embargo, Dios, en su infinito de amor, envió al mundo a Jesucristo, su único hijo, para salvar a todos los pecadores. Jesucristo fue crucificado y murió por nosotros. Él, quien estaba libre de pecado, cargó con el peso de todos los pecados de la humanidad y fue castigado.

Pero a los tres días, Jesucristo resucitó de entre los muertos y venció a la muerte.

Su muerte en la Cruz y su resurrección del sepulcro constituyen hechos históricos. Independientemente de cualquier creencia personal, se crea o no en Jesucristo, su muerte en la Cruz y su resurrección son eventos históricos irrefutables.

Si Jesús estuviera todavía en el sepulcro tras su muerte en la Cruz, Él hubiera sido un simple mortal y un prisionero como nosotros.

Pero, con su resurrección, Jesucristo trazó una ruta de escape de esta enorme prisión. Creó una forma de vida que lleva al cielo y que todos los pecadores pueden seguir tras apartarse de ese mundo inmerso en el pecado.

Por lo tanto, tenemos una esperanza de vida gracias a la resurrección de Jesucristo, el que triunfó sobre la muerte. Aunque vayamos a morir en un futuro cercano y nuestros cuerpos se conviertan en polvo, nuestro espíritu vivirá eternamente en el Paraíso. Ésta sí es una Buena Nueva. Ésta es la Verdad.

Así pues, reconoced a Jesús como vuestro Señor y Salvador y creed que Él murió por vuestros pecados y que resucitó de entre los muertos. Entregad vuestras vidas a Jesucristo.

No sigáis viviendo vuestras vidas como lo habéis hecho hasta ahora. Arrepentíos de todos vuestros pecados (la mentira, la codicia, la arrogancia, la envidia, el odio, la calumnia, la inmoralidad sexual, la pereza, el egoísmo, la adicción, la ebriedad, el libertinaje, la desobediencia a los padres, la idolatría).

El Espíritu Santo es enviado por Dios a aquéllos que se arrepienten de sus pecados y se arrodillan con humildad ante Jesucristo.

Ahora, abrid vuestros corazones y creed en Jesucristo, vuestro Señor y Salvador. El que se arrepiente, y queda perdonado por la sangre de Jesucristo en la Cruz, lo seguirá con entusiasmo y recibirá la salvación y la vida eterna.

Cuando llegue el Día Final, Dios os preguntará:

“¿Quién es vuestro Señor?”


“ Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” (Juan 8:32)

Rezad para que Jesús llegue a ser vuestro Señor

Oh, Dios de los cielos, he vivido mi vida como si yo fuera el Señor. No obstante, hoy me doy cuenta de que no debo vivir mi vida según me plazca. Me arrepiento de todos mis pecados en este momento y acepto a Jesucristo como Señor y Salvador mío.

De ahora en adelante, no desobedeceré a mi Señor y Lo seguiré con todo mi corazón. Oh, Dios de los cielos, te ruego que envíes a tu Espíritu Santo y me llene de gracia.

¿Queréis saber más acerca de Jesucristo?

De ser así, buscad ayuda en los Cristianos de fe y leed la Biblia.

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